Un emprendedor siempre requerirá de financiamiento, ya sea para comenzar el proyecto de negocio, o para fortalecer y expandir su empresa.
La gran mayoría de las veces, será necesario acudir a una entidad financiera para solicitar un préstamo empresarial. Pero, como en este mercado existen muchas posibilidades, lo más conveniente será que evites tomar una decisión apresurada y medites tu elección de financiamiento. La comparación deberá ser tu método.
Al momento de evaluar y comparar los diferentes bancos o entidades financieras que te puedan otorgar el crédito requerido, es fundamental que revises una amplia gama de factores para elegir la oferta financiera más adecuada a tu negocio. Aquí te las presentamos:
Es importante definir en qué se va a utilizar (capital de trabajo, remodelación, adquisición de inmuebles, crecimiento) pues de ello depende el tipo de préstamo que se debe buscar..
Algunos bancos evalúan sólo los flujos de efectivo de las empresas y otros evalúan su capacidad de pago, con base a sus estados financieros. Si tu estructura financiera no está muy bien, las opciones se reducen.
Analiza las características del crédito. El costo total del financiamiento, conocido como costo efectivo, es el criterio más importante que debes observar ya que en este punto es donde puedes considerar tu capacidad de pago.
Este elemento se refiere a la verdadera tasa que deberás pagar por el préstamo, y está conformado por la tasa de interés, más otros costos adicionales que se suelen incluir en el préstamo.
Es el periodo de tiempo que te otorga la entidad financiera para devolver el préstamo y pagar los intereses. Para elegir según tus capacidades de pago, te servirá entender lo siguiente: a menor plazo, suele ser menor la tasa de interés, pero mayores las cuotas a pagar; mientras que a si el plazo es mayor, la tasa de interés también lo será, pero menores las cuotas a pagar.
Puede ser una tasa de interés fija, una tasa de interés variable, o una tasa combinada.
Las tasas fijas permiten conocer de antemano cuáles serán las cuotas y, por tanto, otorgan el control y la seguridad de saber cuánto es lo que vamos a pagar. Mientras que las tasas variables presentan la incertidumbre de que puedan aumentar en cualquier momento, pero, por lo general, son tasas menores que las fijas.
Éste señala la forma en que se va a amortizar el capital y, por tanto, pagar el préstamo. El método más utilizado es el francés, en donde las cuotas son fijas y en todos los periodos se paga la misma cuota.
Es recomendable adquirir los productos de entidades financieras de las cuales ya somos clientes, con el fin de formar un buen historial crediticio y, así, poder acceder posteriormente a créditos con mayores facilidades y beneficios..